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EN 2008 TENDREMOS UN SATÉLITE CHINO (EL UNIVERSAL, ROBERTO GIUSTI)
2007-04-04 00:00

"El Bolívar I será lanzado desde China, cubrirá todo el territorio nacional, así como parte de la subregión y tendrá un costo cercano a los 300 millones de dólares"

ROBERTO GIUSTI
EL UNIVERSAL

La China capitalista hace negocios en la Venezuela socialista y mientras los inversionistas occidentales le sacan el cuerpo al hombre nuevo bolivariano, los empresarios del lejano oriente le ofrecen celulares, computadoras, casas, ferrocarriles y hasta un satélite que entrará en la órbita del desarrollo exógeno el año que viene.

Ju Yijie, embajador de la República Popular China, la misma que resolvió el dilema entre modelos económicos con el axioma de "un país dos sistemas", respira con alivio al final de una agitada semana durante la cual las relaciones comerciales bilaterales recibieron un nuevo envió con la firma de diversos convenios y la presencia en Caracas de Li Changchun, miembro del Comité Central del Partido Comunista chino.

-Hace año y medio usted me dijo que en China no se consumía una sola gota de petróleo venezolano. Advirtió, también que el mercado natural para Venezuela eran los Estados Unidos y que la compañía petrolera china, asentada en nuestro país, se limitaba a extraer petróleo y a entregárselo a PDVSA. Hoy en día la situación parece haber cambiado radicalmente.

-La situación está cambiando porque ahora es distinta la relación de PDVSA con las compañías extranjeras. Antes se le debía entregar todo el producto a esa compañía, ahora se forman empresas mixtas, con participación mayoritaria venezolana. Debemos, por otra parte, rectificar la afirmación de que China no consumía una sola gota de crudo. Había pequeñas entregas de fuel oi,l mas no de crudo. En este momento una filial de CNPC (la petrolera china) está importando crudo venezolano, unos 250 mil barriles diarios. Pero China quiere incrementar esa cifra a niveles que puedan satisfacer la demanda de las refinerías que se creen.

-¿Se refiere a las tres refinerías que, según el Presidente Chávez, se construirán en China para procesar el crudo pesado venezolano.

-Ese es el plan y para su realización es necesario saber cuánto petróleo se puede llevar desde Venezuela.

-Es decir, la garantía de suministro permanente y en cantidades suficientes.

-Así es. China necesita el petróleo y Venezuela tiene reservas quizás superiores a las de Arabia Saudita. Como plan la idea es positiva, pero como realidad debemos esperar y al mismo tiempo, seguir traajando.

-El presidente habló de un millón de barriles.

-Sí. Lo anunció, en agosto pasado, durante su visita a China. Ahora, de acuerdo con la experiencia, cualquier estrategia para el desarrollo del plan requierá, en su concreción, entre seis y ocho años. La cooperación entre China y Venezuela implica compañías mixtas para la explotación, transporte y refinación de 800 mil barriles diarios de crudo pesado y extrapesado.

-¿Esas refinerías procesarían sólo crudo venezolano?

-Sí, porque ese tipo de petróleo tiene características muy específicas. En todo caso, hasta ahora estamos en la primera etapa de los convenios, diseño y planificación. Pero lo importante es el interés mutuo de PDVSA y de CNPC en desarrollar los proyectos. La ley petrolera venezolana establece que PDVSA tenga la mayor participación. Digamos que aquí esa empresa mixta se constituirá con un 60% venezolano y un 40% chino, mientras que en las refinerías a ser construidas en China los términos se invierten. En otras palabras, aguas arriba, mayoría venezolana y aguas abajo, mayoría china.

-El problema es la gran distancia entre los dos países, que encarece los costos.

-La idea es crear una empresa naviera para el transporte, con participación accionaria paritaria y sede en un tercer país. Con reciprocidad e igualdad.

-Ochocientos mil barriles representan un tercio de la actual producción venezolana. ¿Tendría el país que sacrificar el mercado de los EEUU para satisfacer la demanda china, tomando en cuenta la obligación de cumplir las cuotas de la Opep?

-No. PDVSA no tiene ese interés. El de EEUU es un mercado estable. China no quiere molestar a nadie y EEUU tampoco va a tolerar eso. Además, el plan es para sacar productos nuevos, crudo pesado y extrapesado de la Faja Petrolífera del Orinoco, sobre el cual, en norteamérica, me imgino, también debe haber interés. Ya señalamos la necesidad de construir refinerías que se adecúen a las especifidades del crudo venezolano.

-De cualquier manera Venezuela se convertiría en un suplidor importante si consideramos que China consume más de cinco millones de barriles diarios.

-China produce 3.6 millones de barriles. El resto viene del Medio Oriente, Arabia Saudita, Emiratos Arabes, Kuwait y anteriormente de Irak. También se importa petróleo del Asia Central y con Rusia hay conversaciones. El aporte venezolano, con la concreción del proyecto, será importante.

-¿No resulta, por la distancia y por la propia naturaleza del producto, más costoso el crudo venezolano?

-Es un poquito más costoso. De allí la idea de una naviera en sociedad, para compartir beneficios y costos.

-¿Está contemplada la posibilidad de un convenio de cooperación en materia energética que vaya más allá del petróleo?

-Por el momento no. Creo que Venezuela todavía está muy lejos de eso porque sus recursos petrolíferos son muy abundantes. La época post petrolera se va tardar aún bastante, de acuerdo con el criterio de expertos en algunos centros de investigación. Con las nuevas tecnología se están descubriendo yacimientos cuya existencia se ignoraba. Las reservas venezolanas son muy grandes, además de que ustedes tienen en desarrollo la energía hidroeléctrica y yacimientos de gas.

-Yo me refería, básicamente, a la energía atómica.

-Esa es una realidad. Más del 60% de la energía que se produce en Francia es atómica. Se trata de una solución.

-¿Estaría dispuesto el gobierno chino a darle a Venezuela apoyo para el desarrollo de la energía atómica?

-No. Venezuela no lo necesita. Como ya le dije, ustedes tienen una industria petrolera desarrollada y grandes reservas. Nosotros, por ejemplo, ante el aumento de los precios del crudo, estamos desarrollando nuevas tecnologías para la explotación del carbón, del cual se extrae gasolina. El único problema, por ahora, son los costos. Para nosostros la energá es un reto. Ustedes no tienen ese problema y aquí la gasolina la venden regalada. Por dos dólares le dan a usted hasta setenta litros de gasolina.

-El denominado Fondo Estratégico pesado, que contempla una inversión de seis mil millones de dólares, de los cuales China aportará 4 mil, ¿a qué tipo de desarrollo serán destinado?

-Eso no se especifica en detalle. Los términos del acuerdo son generales y señalan que se trata de apoyar proyectos de cooperación binacional. Y eso bien puede ser viviendas, un plan ferrocarrilero o desarrollos agrícolas. En este convenio no entra el petróleo porque eso se contempla en otros convenios.

-Desde el lado venezolano se ha anunciado la construcción de infraestructura física y una red ferrocarrilera. Carreteras, autopistas y ese tipo de obras.

-¿El aporte chino se hace a manera de inversión, de coperación o de crédito?

-Es el resultado de esfuerzos mancomunados Los cuatro mil millones de dólares que va a ofrecer China son en calidad de crédito. Venezuela está en libertad de aceptarlo, usarlo o indicar que no lo necesita.

-Por lo que usted afirma, hasta ahora no hay proyectos concretos en progreso.

-Creo que el proyecto de viviendas ya está listo. Incluso en su contactos con representantes de diversos sectores en China, el presidente Chávez ha expresado su deseo de que colaboremos con Venezuela en esa materia. En todo caso el Fondo abre una serie de grandes posibilidades para Venezuela.

-¿Cómo marcha el proyecto del satélite chino para Venezuela?

-Muy bien. Los jóveness que se encuentran en China formándose para operarlo están muy entusiasmado.

-¿Cuándo estará listo el satélite Simón Bolívar? ¿Lo van a lanzar desde China?

-Desde China. Recuerde usted la tragedia ocurrida en Brasil. Los brasileños quisieron lanzarlo desde su territorio, se produjo una explosión y murieron seis científicos. De manera que eso no se puede forzar. El lanzamiento se hará desde China y el satélite será impulsado hacia su órbita por un misil. Creo que todo estará listo el año 2008. Se trata del Simón Bolívar I, que podrá cubrir, además de Venezuela, parte de la regi´ón.

-Será lanzado desde China, pero me imagino que operado desde Venezuela.

-Aquí estará la estación terrestre, las comunicaciones y el control de las operaciones.No sabemos si, con la formación técnica que están recibiendo estos jóvenes venezolanos, el gobierno querrá, en un momento dado, construir sus propios satéites. Pero no es fácil. Es necesario acumular una base tecnológica muy sólida. China colabora con Brasil en la construcción de su tercer satélite, un programa que se inició en los años 80 y en cual yo participé desde la Cancillería. No se si por ansiedad, por orgullo nacional o por querer avanzar rápido, los brasileños insistieron en que el satélite había que construirlo y lanzarlo desde su país. China aceptó en parte. El satélite se construyó en China y el lanzamiento se hizo desde Brasil.

-¿Cuánto costará el satélite venezolano?

-Entre 200 y 300 millones de dólares.

Tomando en cuenta que la inversión extranjera se ha restringido notablemente y al mismo tiempo se han incrementado las relaciones binacionales, ¿en qué otros campos piensan ustedes invertir en Venezuela?

-Eso depende de las necesidades venezolanas.

-De hecho, ya se está construyendo una planta para producir teléfonos celulares.

-Efectivamente. Teléfonos celulares y computadoras.

-¿Se trata de inversionistas privados o del Gobierno?

-Estatales y particulares. Aquí opera, por ejemplo, Huawei, una empresa privada que se asoció con CVG Telecom en telefonía móvil de última generación. También está, en el mismo ramo, la ZTE, que trabaja con el Milco.

-Con este impulso a las relaciones comerciales binacionales, ¿cómo se ubica Venezuela en relación con otros países latinoamericanos?

-El año pasado, en términos de intercambio comercial, Venezuela estaba en el quinto puesto, después de Brasil, México, Chile y Argentina, con una cifra de 4 mil millones de dólares y una balanza comercial a su favor. Eso gracias al petróleo. Creo que esa cifra se incrementará.

-Todo parece indicar que, a diferencia de otros países, ustedes ven a Venezuela como un país estable y proclive a las inversiones.

-A nivel de la política de Estado, China quiere una Venezuela y una Latinoamérica felices y prósperas. Ese criterio lo comparten los hombres de negocios, quienes observan buenas perspectivas para el intercambio comecial y de otro tipo. El año pasado el intercambio comercial con la región llegó a 70 mil millones de dólares y China ya reemplaza a Japón como el primer socio comercial asiático de América Latina.

-Sobre todo por la necesidad que tienen ustedes de materia prima.

-El intercambioo se da en todos los sentidos. La nueva característica, desde la perspectiva latinoamericana, es la incorporación de un gran mercado, como el chino. En los años 70 y 80 Japón exportó muchos productos pero se llevó muy pocos porque, debido a su tamaño, su capacidad de absorber bienes era limitada. China no tiene ese problema. Están dadas las condiciones para la existencia de un comercio equilibrado.

-¿Pero qué le puede vender América Latina a China, que no sean materias primas, si ustedes producen casi todo?

-Cuando me preguntan cuál es la rama productiva más sólida de China, no encuentro respuestas adecuadas. China debe producir de todo y al mismo tiempo debe importar de todo. Una ciudad como Shangai prefiere importar productos de América que traerlos de una provincia china del interior porque los costos son menores. Ya no hay planificación central sino capacidad y decisiones autónomas. Por eso cada vez se oyen menos las quejas norteamericanas de que China saca un gran superávit. Ocurre que buena parte de las exportaciones chinas las generan transnacionales de EEUU. Entonces usted encuentra que las exportaciones son chinas, pero los beneficios son para los norteamericanos.

 

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