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Confucio y el confucianismo
2005-09-18 00:00

Confucio nació en el año 551 y murió en 479, antes de nuestra era, una época caracterizada por el paso de una religiosidad de carácter mágico a una religiosidad racional. Confucio, que en realidad se llamaba K'ung Ch'iu, fue un sabio que predicó que la virtud moral y una sociedad ética son más eficaces que la magia para lograr el bienestar humano. Sus enseñanzas no pretendieron fundar una religión sino una forma de vida.

Para Confucio, solo el hombre noble (en términos morales) debe ser gobernante y si un príncipe no se ajusta a este ideal, debe rodearse de consejeros virtuosos. La acción del hombre noble en el estado y en la sociedad se expresa por su moral, su amor y obediencia filial, que deben ser adquiridas mediante la práctica constante. Confucio dio mucha importancia al cumplimiento de los ritos de reverencia a los ancestros y al Cielo porque son la expresión de una actitud virtuosa. El confucianismo presenta una antigüedad idealizada, porque dice que en la época de los emperadores primitivos (Yao y Shun), los soberanos entregaron el control del imperio a los más dignos y respetuosos de los ritos sagrados.

Para Confucio, un hombre muestra su valor practicando la virtud, la rectitud, el amor, la humanidad, la generosidad y el respeto a las padres y ancestros. Asimismo, es muy importante el aprendizaje constante y la autosuperación a través de la educación. Hacia el final de su vida, Confucio dijo: "Cuando tenía 15 años, puse mi corazón en el aprendizaje; a los 30, estaba firmemente establecido; a los 40 no tenía más dudas; a los 50 sabía el designio del Cielo; a los 60 estaba dispuesto a escucharlo; a los 70 podía seguir lo que mi corazón me indicaba sin transgredir lo que es correcto."

Las enseñanzas de Confucio se reunieron en una obra que recibe el nombre de Lun Yü ("Conversaciones").


En el siglo III, los gobernantes de la dinastía Han organizaron una religión oficial del estado, basada en la tradición de siglos del culto a los dioses de la naturaleza y los espíritus ancestrales. Este culto oficial se estableció para asegurar el poder del emperador y sus funcionarios. El culto oficial aprobaba los dioses verdaderos y los ritos apropiados. Esta religión estatal se asoció a las creencias que se creía que habían sido aprobadas por Confucio, reunidas en los llamados "clásicos confucianos". En realidad lo único que el culto oficial tenía en común con las ideas confucianas era el respeto por los buenos días de antaño y por los valores y ritos antiguos.

Los "clásicos confucianos" se compilaron mucho después de la muerte de Confucio por discípulos de sus discípulos, y se interpretaron y editaron en tiempos de la dinastía Han por escribas gubernamentales. Los funcionarios estatales de esta época aceptaron estas interpretaciones y las propusieron como la norma de vida aceptable para un caballero Han.

Así, en la época Han se consideró a Confucio como una autoridad en costumbres y moral y eso ayudó a que más tarde fuera deificado. Con el tiempo, se estableció un origen divino para el maestro y se dijo que su venida había sido presagiada por milagros.

El confucianismo representa la forma de vida del pueblo chino durante más de 2 mil años. Además no fue exclusivo de China, países vecinos, como Korea, Japón y Vietnam aclimataron esta filosofía a sus culturas.

Citas de Confucio

"Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a uno malo, examínate a ti mismo".

"Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso"

"Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro"

"Dónde hay justicia no hay pobreza"

"El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor"

"Exige mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos."

"No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino"

"Nunca debemos hablar bien ni mal de nosotros mismos. Si hablamos bien no nos creerán, y si hablamos mal, nos creerán fácilmente"

"No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino"

"Nunca debemos hablar bien ni mal de nosotros mismos. Si hablamos bien no nos creerán, y si hablamos mal, nos creerán fácilmente"

"Perdonásele todo a quién no se perdona nada a sí mismo"

"Por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón"

"Sólo los sabios más excelentes, y los necios más acabados, son incomprensibles"

"Aprende a vivir y sabrás morir bien"

"Nada ni nadie es imprescindible"

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